Sabotear la espiral de la violencia
Graswurzelrevolution, 28 de septiembre de 2018 | Wolfgang Haug
«Cuanta más violencia, menos revolución.» Textos sobre anarquismo noviolento y pacifismo anarquista. Volumen 1, editado por el Grupo de Trabajo Anarquismo y Noviolencia, Graswurzelrevolution, Heidelberg 2018, 240 páginas, 16,90 euros, ISBN 978-3-939045-31-1.
«Cuanta más violencia, menos revolución.» Esta cita del anarquista holandés Bart de Ligt no sólo se convirtió en el título de este libro, sino que también representa un plan de trabajo: una serie de libros del «Grupo de Trabajo sobre Anarquismo y Noviolencia», con el objetivo de recordar las tradiciones “anarquistas noviolentas y anarcopacifistas» y hacerlas útiles para los movimientos sociales revolucionarios. El primer paso se da con el volumen 1 del grupo de trabajo, y se puede observar que los autores están interesados en ponerse al día: «El anarquismo noviolento se queda atrás respecto a otras corrientes anarquistas en cuestiones de elaboración comprensible y fácil acceso a su teoría y práctica». (p. 8)
Sin embargo, esta intención se aplica con prisas. En este volumen los autores incluyen demasiados temas y elaboraciones teóricas. Sebastian Kalicha ha traducido un artículo de 40 páginas de Alexandre Christoyannopoulos sobre León Tólstoi de «Anarchist Studies», la revista científica sobre anarquismo. Habría sido apropiado un primer volumen que tratara sólo sobre León Tólstoi, su acogida, su impacto político, por ejemplo, antes de la Primera Guerra Mundial, entre artistas y escritores/as del Expresionismo y la República de Weimar.
La mayoría de los capítulos – Crítica de la dominación de La Boétie (Lou Marin); Noviolencia en el anarcosindicalismo (S. Münster), Historia de la desobediencia civil revolucionaria (Lou Marin), Resistencia noviolenta en el movimiento antinuclear (S. Münster y Lou Marin), Historia de la Internacional de Resistentes a la Guerra (Johann Bauer), la influencia en el movimiento de masas de la RDA en 1989 (Hans Schneider)- sin duda, tienen valor suficiente para ser reeditados, pero podrían haberse convertido en editoriales de su propio volumen. Así, visto desde un solo lado, cada tema queda inacabado, como atascado a medio camino.
Si nos fijamos en la parte que contiene dos textos históricos, es bueno mostrar cómo se puede tener éxito y también fracasar, y cómo podría ser la labor futura del grupo de trabajo en los futuros volúmenes. Se incluyeron dos textos que pueden atribuirse al anarquismo de principios del siglo XX. El anarquista austríaco Pierre Ramus escribió «Nuestra revolución» en 1911 y el anarcosindicalista de Fürth Fritz Oerter publicó el folleto «Violencia o noviolencia» en Viena en 1920.
El texto de Pierre Ramus carece de contextualización. No sabemos qué resonancia e impacto político podría haber desarrollado. ¿Atrajo más atención antes o después de la Primera Guerra Mundial? Si lo leemos hoy sin una contextualización adecuada, sin antecedentes, sin discusión, queda flotando: Ramus sueña con la anarquía rechazando todos los poderes antiguos; no derrotándolos por la fuerza, sino haciendo caso omiso a sus exigencias. Sin discusión, sin problematización, sin señalar o desentrañar caminos sobre el cómo poner esto en práctica, el texto sigue siendo hoy estéril, un mero sueño.
El texto de Fritz Oerter merece una mirada más atenta. Se apoya en la contribución de S. Münster «Anarcosindicalismo y noviolencia”. El libro complementa los debates y posiciones del movimiento anarcosindicalista en Alemania sobre el «putsch» de Kapp y los integra en la discusión política de su tiempo, en el desarrollo del Sindicato de Trabajadores Libres y en la historia concreta. Podemos observar la influencia de Oerter en la FAUD (Unión Libre de Trabajadores Alemanes). En la investigación de tales argumentaciones y contra-argumentaciones, se pueden desenterrarse tesoros que pueden ser utilizados para la reflexión y aplicados a la actualidad o modificados.
Aunque el texto de Oerter habla más por sí mismo que el de Ramus y todavía tiene algo que decirnos hoy, esta confrontación sigue siendo importante. El por qué Oerter sigue siendo legible hoy en día se debe a la complejidad de su tratamiento de la cuestión de la «violencia o noviolencia». Comienza con el hecho de que la violencia es experimentada principalmente por las personas de dos maneras, como perpetradores y como víctimas de la violencia. «El hombre de degrada cuando soporta la violencia, pero se degrada aún más cuando la comete.» Oerter explica muy bien su ponderación mencionando situaciones en las que existe el riesgo de sufrir violencia si se rechaza deliberadamente el uso de la violencia. Formuladas en 1920, en tiempos revolucionarios, estas frases eran ciertamente inquietantes. En tiempos «normales moldeados por la cultura», se convierten en un modelo ético. Frente a la violencia dictatorial o fascista no influenciables externamente, se convierten en una amenaza para la vida. Por lo tanto, la gente debe tener muy claras las condiciones sociales a la hora de elegir los medios.
Un objetivo fundamental de todas las opciones de práctica política anarquista tendría que ser, por lo tanto, preservar o luchar por los «tiempos normales moldeados por la cultura» para ayudar a moldear o incluso alcanzar el poder de definición a través de acciones éticas y morales. Si esto tiene éxito, la espiral de violencia y contra-violencia puede ser saboteada con éxito.
Lo que también agrada del texto de Oerters es su profundidad. Analiza las estructuras de centralismo y nacionalismo que promueven la violencia. Además, busca la violencia no sólo en la relación entre el poder estatal y los oprimidos, los ricos y los explotados, sino que también ve los mecanismos dentro de la clase obrera y en la vida privada. «Muchos hombres que se indignan en las asambleas ante las acciones de los violentos hombres de arriba, van a casa y pegan a su esposa e hijo como si fuera lo normal.» (p.71)
Del mismo modo, condena la guerra de clases. Los que rechazan la guerra de las naciones no deben permitir que los capitalistas les impongan la guerra de clases por la fuerza de las armas, ya que una victoria violenta equivale a una dictadura. En 1920 este punto de vista era todavía muy controvertido, el giro de la Revolución Rusa hacia la dictadura de los bolcheviques estaba en marcha, pero sólo se llevó a cabo en 1921 con el aplastamiento del levantamiento de los obreros y marineros de Kronstadt y la liquidación del movimiento machnovista en Ucrania.
«En el combate de violencia organizada, el ganador siempre será el más armado, disciplinado y centralizado.» (p.75) 19 años más tarde, estos mecanismos fueron dolorosamente confirmados en la Guerra Civil Española de 1936-39. La fuerza de los anarcosindicalistas radica en la colectivización económica, la solidaridad y las acciones de masas descentralizadas. Por lo tanto, Oerter aboga por acciones económicas, huelgas, huelgas generales y boicots, y también llega a una definición de violencia. Para él, tales acciones no son el uso de la violencia, sino una prevención de situaciones violentas. S. Münster retoma de manera ejemplar este debate sobre la huelga general contra el “putsch” de Kapp y presenta el debate en la FAUD, que se distingue cada vez más de los partidos políticos de izquierda en estas controversias.
Oerter termina su contribución con el alto valor ético de la noviolencia, que, a diferencia de la llamada a la contra-violencia, no apela al potencial agresivo de las personas, sino que las motiva a actuar en solidaridad, apoyadas por un sentido de comunidad y objetivos compartidos, conduciendo así a una sociedad que piensa y actúa éticamente.
El volumen 2 del grupo de trabajo puede ser interesante. Los siguientes volúmenes temáticos -basados libremente en Fritz Oerter- son la noviolencia y la crítica patriarcal, la noviolencia anarquista en relación con el pacifismo burgués, la noviolencia y el antimilitarismo en la literatura, violencia versus noviolencia en los experimentos socialistas, y mucho más.
Wolfgang Haug