Talleres de desobediencia civil y noviolencia en el 15-M

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Desde los primeros de la irrupción del movimiento 15M en el solitario páramo de la resistencia social, personas de la red de alternativa antimilitarista-moc hemos participado y nos hemos integrado en la dinámica que este movimiento ha abierto, intentado aportar experiencia, herramientas y puntos de vista para enriquecerlo y fortalecerlo. No es de extrañar esta fuerte afinidad entre el antimilitarismo y 15M, teniendo en cuenta que el movimiento se ha desplegado sobre un marco autoorganizado, asambleario y horizontal, ha proclamado la noviolencia como uno de sus valores identitarios centrales, y ha desarrollado tácticas de desobediencia civil de manual, como la ocupación de espacios públicos, por citar sólo el ejemplo más conocido.

Uno de las actividades más importantes en que se ha materializado esta colaboración han sido los talleres de Desobediencias Civiles y Acciones Noviolentas. Estos talleres son espacios de aprendizaje colectivo y participativo y desde las primeras semanas se han venido organizando entre alternativa antimilitarista-moc y las acampadas del 15M un buen número de ellos que han contado con la presencia y participación de centenares de personas. En concreto, en Valencia, han tenido lugar tanto en la propia acampada de la Plaza 15M como en diferentes asambleas de los barrios de la ciudad; Patraix, Velluters, Cabanyal… En las próximas semanas se espera que celebren más, a medida que la dinàmica de la protesta vaya ganando temperatura a lo largo del otoño.

 

ESTE TALLER ¿QUÉ ES LO QUE ES?

La desobediencia civil (DC) y la acción directa (AD) noviolenta (NV) son herramientas políticas fundamentales del movimiento internacional de resistencias y propuestas alternativas al militarismo y a la dominación económica, y los grupos de afinidad (GA) son una célula organizativa básica.

Estos taller buscan que los movimientos sociales de base se doten de herramientas de cara a la acción política colectiva organizada; herramientas eficaces, legítimas, éticamente fundamentadas. Buscan que los sujetos nos enseñemos mutuamente cómo cambiar el mundo, pero también a vivir y a ser de otro modo. Al mismo tiempo, en los talleres vemos la manera en que los grupos de afinidad son una célula organizativa fundamental de las acciones colectivas de desobediencia civil y noviolencia, y cómo puede un@ coordinarse y trabajar la cohesión de su propio grupo de afinidad.

 

¿QUÉ HACEMOS Y QUÉ NO HACEMOS?

Empezamos por lo que no: en estos talleres no planeamos actividades o acciones concretas del movimiento 15M, pues son cosas que se establecen y maquinan en otros ámbitos de decisión. Se trata de talleres destinados a interiorizar el aprendizaje de la DC y la AD NV como herramientas políticas basadas en la reflexión y en el pensamiento, a su vez profundamente enraizadas en el sentir: la nuestra es una política coherente con nuestros sentimientos. Los talleres se articulan alrededor de diversas dinámicas de grupo, es decir, mediante un tipo de pedagogía participativa y dinámica donde hay un colectivo que aprende en conjunto mientras convive; y lo que aprendemos son herramientas de acción política de las que dotarnos no solamente para hacer frente a las cosas que nos agreden (racismo, sexismo, clasismo, militarismo, explotación laboral, imposición de un modo de vida miserable y triste), sino también para vivir y ser de otro modo. Es por eso que la DC la consideramos un instrumento de trabajo político más acá y más allá de los festejos del 15M: un modo de acción política legítima que al mismo tiempo transforma a los sujetos y las formas de relacionarse.

Lo que tampoco hacemos es enseñar a pegarle candela a las cosas ni a levantar los adoquines del pavimento (aunque debajo, seguro que sí, está la playa). Estamos por la acción directa, pero basada en la noviolencia. Esto supone que aprendemos no sólo técnicas de resistencia pasiva, sino también métodos de acción e intervención.

 

GRUPOS DE AFINIDAD

Desde los años setenta, en el movimiento noviolento se estableció el sistema de los GA, que hoy por hoy son la célula organizativa básica del movimiento internacional de oposición y alternativas al militarismo y a la dominación económica. Un GA es un conjunto pequeño e irregular de personas unidas por muuuy diversos motivos y afinidades: política, amistad, colaboración en campañas o proyectos específicos, etc. Un GA se organiza en la acción colectiva repartiendo tareas entre sus miembros, coordinándose con otros GA, para constituir finalmente una red de acción política basada en la cohesión, la confianza y el apoyo mutuo. Hoy día, hasta el empresario más atolondrado habla de «organización en red». La nuestra también lo es, pero no sólo porque usemos profusamente Internet y las redes sociales, como todo el mundo observa anonadado: lo es porque nos organizamos en una trama basada en la autonomía de los grupos, en la descentralización, en la horizontalidad y la noviolencia.

 

DESOBEDIENCIA CIVIL

La DC es más vieja que la pana. El término se atribuye a Henry David Thoreau, quien, en 1846, fue encarcelado por negarse a pagar impuestos al recaudador en protesta por la guerra de agresión de los Estados Unidos contra México y para denunciar la política esclavista del Estado de Massachussetts. La DC consiste en la desobediencia colectiva, pública y organizada a una ley que se considera injusta en sí misma o representativa de una situación de injusticia. Lo que la DC plantea es un conflicto fundamental: legitimidad frente a legalidad, la legitimidad de la acción política participativa radicalmente democrática frente a la injusticia muchas veces encubierta de legalidad. Es una herramienta política precisamente por su carácter público (trasciende lo privado y tiene significación social) y pedagógico (se trata de expresarse colectivamente mediante actos ejemplarizantes, que motivan, que enseñan, que provocan).

La DC no busca, a diferencia de otros modos de hacer política, imponerse sobre el conjunto de la sociedad. L@s desobedientes lanzamos mediante nuestra acción organizada y pública una interpelación a la sociedad desde la base social, es decir: creemos en la legitimidad de los debates o propuestas que sacamos a la luz. Su legitimidad se basa en esta búsqueda de la transformación y de la mejora social mediante convicciones y procedimientos éticos compartidos.

Aunque son nuestros abuelitos Gandhi o Martin Luther King quienes siempre salen en la foto, hay que recordar que desde hace ya muchos años, la DC es una herramienta fundamental de no pocos movimientos sociales locales: antimilitaristas haciendo insumisión y objeción fiscal a los gastos militares, okupas oponiendo a la propiedad legal la legitimidad del uso colectivo de los espacios, cientos de miles de personas desafiando la prohibición gubernativa en mayo de 2000 con el fin de votar masivamente a favor de la abolición de la deuda externa, gente que devuelve desde hace meses su DNI a la Administración para exigir la regularización de seres humanos inaceptablemente declarados «ilegales»… todo eso seguro que te suena.

 

ACCIÓN DIRECTA

Se puede definir como todo acto legal o ilegal que, siempre basado en algún tipo de legitimidad, busca intervenir a través de los hechos, y no de las especulaciones, intenciones o ideas abstractas, para explicitar públicamente una situación de injusticia, interrumpir un proceso o situación que se considera ilegítimo, etc. Es decir: la AD son los sujetos en acción, participando en la construcción de sí mismos y de lo colectivo de forma directa, sin mediaciones ni delegaciones. La acción directa es una crítica implícita del modelo de «democracia» «representativa», que consiste fundamentalmente en el sempiterno «votaycalla». Pero también lo es (¡ay!) de alguna que otra forma de «protesta» aburrida, integrada y ya bastante ineficaz, que consiste en pedir permiso para pasear la pancarta los domingos entre la calle a y la calle b. Te puedes marear de ir de acá para allá bajo control y los que mandan seguirán tranquilamente haciendo de su capa un sayo.

Nosotr@s practicamos la AD mediante la noviolencia.

 

NOVIOLENCIA

Hace mucho tiempo que el pacifismo revolucionario (no confundir con el otro) escribe «noviolencia», todojunto, reclamándolo como un concepto nuevo, que no se puede entender como mera oposición a la violencia, como un valor negativo, sino como una palabra cargada de connotaciones positivas y creativas. La NV es, en muchos aspectos, más un ataque a la pasividad que a la violencia.

La noviolencia es un principio de actividad, de transformación dinámica de la sociedad, donde fines y medios son coherentes desde una ética profundamente arraigada, donde los sujetos actúan políticamente sin hacer de otros sujetos un instrumento. La primera y fundamental forma de violencia a la que nos oponemos es la que llamamos «violencia estructural», es decir, a la violencia del actual sistema: mientras, en las cotas actuales de riqueza, siga habiendo muertes por hambre, enfermedad y hasta de puro aburrimiento, explotación descarada de los recursos naturales y de las personas, este sistema ha de ser calificado de violento, y por tanto requiere ser transformado de raíz. Ése es nuestro programa de mínimos.

La NV es un principio ético mediante el cual el sujeto actúa desde el deseo de diálogo y de colaboración, incluso desde el amor, si nos ponemos mimos@s. Pero no seamos ilus@s: como decía uno, para conseguir que el explotador dialogue y entre en razón es necesaria la lucha; y también: una acción noviolenta no es una demostración de amor, sino de fuerza: es la búsqueda de métodos y técnicas de lucha compatibles con el amor, con el respeto a la ética y a la verdad.

Era Gandhi quien decía, con su querencia por las metáforas botánicas, eso de que, al igual que el árbol está potencialmente contenido en la semilla, así nuestra acción política debe ser el germen del mundo que buscamos construir. No hay otra imagen mejor para la noviolencia.