Dentro de Yemen: pobreza, poder y armas

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Traducido del original en inglés en Antidote Zine

Transcrito del programa nº2 («An Intro to the Yemen Conflict») de Irrelevant Arabs y publicado con permiso. Editado en función del espacio y de la legibilidad. Escucha la entrevista completa en inglés aquí:

Mustafa: Hola a todos y todas, y bienvenidos de nuevo al podcast de Irrelevant Arabs. Hoy estamos aquí para hablar de Yemen, un tema que ha estado ausente en todos los medios de comunicación internacionales, y que tiene muy poca cobertura.

Loubna Mrie: Tenemos con nosotros a Sara Obeidat, amiga íntima y periodista brillante. Sara es de Jordania, actualmente vive en Nueva York, y está trabajando para Frontline. Recientemente ha vuelto de Yemen, donde ha estado produciendo un documental. No deberían perdérselo.

Y a través de Skype tenemos a Afrah Nasser, a quien aún no conozco personalmente, pero que sigo en las redes sociales, y me encanta su trabajo. Afrah es una galardonada periodista y activista de derechos humanos.

Acabamos de tener una discusión, bueno no una discusión, pero me has corrigido cuando he dicho «activista de derechos humanos», así que me gustaría que nos dijera por qué no te gusta que te llamen activista de derechos humanos.

Afrah Nasser: En primer lugar, estoy muy contento de estar en este grupo hablando de Yemen, mi país, que está atravesando una guerra devastadora como Siria. Normalmente me presento como periodista y bloguera de derechos humanos, no como activista, porque mi activismo consiste principalmente en escribir. La mayoría de mis escritos son sobre temas de derechos humanos o política.

Ésta es también una oportunidad para enviar un mensaje a otros blogueros de que pueden usar esta plataforma para hablar de cosas de las que los medios de comunicación internacionales no hablan, o si no se sienten suficientemente bien representados en los medios de comunicación internacionales. Mi blog es el amor de mi vida, porque el amor y el apoyo que el blog ha recibido está más allá de lo que podría imaginar. Es muy importante para mí, y por eso me considero una bloguera de derechos humanos.

LM: Afrah, si pudieras describir un tema principal que tienes, o un problema principal con los medios de comunicación internacionales o la forma en que los medios de comunicación están tratando con Yemen, ¿qué dirías?

AN: Loubna, la primera vez que conocí tus textos y tu trabajo fue cuando escribiste sobre algo que estaba causando la falta de atención de los medios de comunicación sobre Yemen: el problema de los «expertos sirios» occidentales. En ese momento, yo también estaba pensando en el mismo tema, y escribí sobre el problema de los «expertos yemenís», pero vosotros fuisteis más elocuentes y destacasteis el hecho de que se trataba de «expertos sirios» occidentales.

Desde mi experiencia como periodista yemení, honestamente no imaginé que podría ser reconocida por mi trabajo. Siempre pensé que no tenía el mismo derecho que los expertos occidentales cuando hablan de los problemas de nuestros países. En mi opinión, cuando los»expertos» de afuera hablan de los sufrimientos de la gente en el Medio Oriente (por ejemplo Yemen o Siria), no se les da el mismo nivel de espacio en los medios de comunicación y a los comentaristas locales. Por supuesto va a haber un cierto dominio de una perspectiva, y esa es normalmente la perspectiva occidental. Es realmente injusto. Si hubiera una audiencia mejor informada que formara su opinión a partir de periodistas o expertos locales, tal vez podríamos haber resuelto el problema (cuando hablamos de hablar de esos conflictos a nivel internacional).

Eso fue algo que me hizo empezar el blog: Pensé que no había suficientes voces nativas yemenís hablando de Yemen a la comunidad internacional.

M: A lo largo de todo el dilema de Siria, a partir de 2011, cuando leí artículos escritos desde la perspectiva occidental, siempre me pareció que su base de referencia era siempre el mundo occidental. Cuando alguien escribía un artículo, por ejemplo, sobre el encarcelamiento de un activista, decía que estaba encarcelado sin tener acceso a un abogado, y yo pensaba:»¿Qué lejos está su conocimiento de la realidad de nuestra parte del mundo, donde el acceso a un abogado es un lujo? No sólo un lujo. A las autoridades nunca les ha importado eso”. Y pienso:»Guau, esta gente que escribe sobre nosotros en realidad piensa que si tuviéramos un abogado eso lo arreglaría todo”.

AN: Pero Mustafa, sabes, cada vez que tengo esta conversación trato de decir que no estoy descartando la importancia de los académicos y eruditos del mundo occidental. Es sólo que, ¿puede haber un reparto de espacios justo para ambas perspectivas? Tanto desde el punto de vista local como parala perspectiva de los estudiosos? Normalmente no tenemos el privilegio de traer nuestra propia perspectiva o el conocimiento que tenemos como habitantes de esa región, de ese país, de esa ciudad. No se suelen encontrar dos comentaristas, uno del país y otro del mundo occidental. Lo que quiero, en realidad, es no despreciar a ningún campo. Es mejor tener una representación justa y equitativa.

LM: Estoy completamente de acuerdo. En el primer episodio con Yassin al-Haj Saleh, dijimos que no tratábamos de decirle a la gente que no hablara de Siria, sino que la gente tiene que entender que somos iguales y que tenemos algo que decir, y que tenemos nuestras voces y necesitamos que se nos escuche. Algo así como, no seáis la «voz de los sin voz».

También tenemos con nosotros a una persona no yemení, pero me encanta su trabajo, e hizo un gran trabajo cuando fue a Yemen, así que tal vez Sara pueda decirnos más sobre cómo que fue estar en Yemen. Tal vez también pueda hablarnos sobre el proceso: ¿cómo pudo ir allí y por qué cree que no muchos periodistas hoy en día pueden viajar a Yemen y cubrir lo que está sucediendo?

Sara Obeidat: Antes de empezar con eso, también quiero decir algo sobre este punto. También veo eso cuando trabajo con los medios de comunicación occidentales. Por eso me resulta tan refrescante trabajar con otros árabes, cuando trabajamos en Oriente Medio. Inconscientemente, muchos periodistas occidentales quieren encajar las cosas en sus categorías. En parte es porque la propia práctica a veces puede ser simplista. Quieren que su público entienda. Y en parte también es porque ellos están tratando de encontrarle sentido. Así que siempre termina siendo suní contra chií, o palestino contra jordanos. La gente quiere ponerte en cajas cuando escriben sobre la región.

He leído un montón de artículos sobre Jordania, y si no supiera nada del tema, pensaría que hay tribus palestinas en guerra con las tribus jordanas. Es por la forma en que se explican las cosas. Esa es una de las razones por las que es tan importante contar con más periodistas árabes o de Oriente Medio sobre el terreno, porque nosotros cuestionamos esos relatos y aportamos más matices, y la conversación se vuelve mucho más profunda cuando participamos.

En cuanto al proceso, fue realmente difícil entrar. La coalición liderada por Arabia Saudí está bloqueando activamente la entrada de periodistas en Yemen. Afrah, probablemente puedas corregirme en esto, pero creo que en noviembre de 2016 la coalición liderada por Arabia Saudí habló con la ONU y les dijo: “no traigan más periodistas en sus vuelos”. La cuestión es que la coalición saudí controla el espacio aéreo sobre Sana’a. Ahí es donde está el aeropuerto. Bombardearon el aeropuerto y no se permiten vuelos comerciales a Yemen. El único vuelo que llega a Sana’a es un vuelo de las Naciones Unidas. Ese vuelo suele transportar carga y personal de la ONU, trabajadores humanitarios.

Aunque la ONU ve el valor de que los periodistas informen sobre el terreno, el hecho de que sus vuelos se retrasen o se paren porque intentan que los periodistas entren, no es muy operativo para ellos. Así que de alguna manera, sus manos están atadas. Cuando quieren volar, envían la lista de pasajeros a los saudíes para su aprobación final. Supuestamente lo están enviando a la coalición; supuestamente lo están enviando al gobierno yemení en el exilio, y el ministro de Relaciones Exteriores lo aprueba. Pero al final, los saudís pueden decir,»No, no queremos a X, Y, y Z en este vuelo.» Y las Naciones Unidas no tienen otra opción que sacarlos.

Así que cuando empezamos el proceso, nos dimos cuenta de que entrar en Yemen iba a ser un trabajo a tiempo completo. Me costó tres meses de constantes llamadas telefónicas diarias, tanto a las embajadas, como a la ONU o con el gobierno yemení en el exilio o con los Houthis. Necesitábamos solicitar dos visados, como si fuéramos a ir a dos países diferentes. Necesitábamos un visado de los Houthis, y necesitábamos un visado del gobierno yemení en el exilio.

Luego tuvimos que ir a Djibouti y esperar a ver cuándo podíamos coger un vuelo. En realidad fue bastante gracioso, porque teníamos un vuelo programado y luego alrededor de las once de la noche, uno de los chicos de la ONU (que en ese momento había memorizado mi voz) me llamó y me dijo: «Lo siento mucho, pensamos que todo estaba bien; ustedes tienen sus visados; queremos que vengan… pero no se les permite embarcar en el vuelo».

Después de presionar y preguntar por qué (y por supuesto no quería explicarlo), al final dijo: «Mire, se escapa de nuestras manos. Por favor, entiéndanlo. Queremos que vengan. En realidad no es una decisión nuestra. Sus nombres no han sido aprobados en la lista”. Fue un poco desastroso para nosotros.

Pero habíamos estado en Arabia Saudí unos meses antes. Cuando entrevistamos a los funcionarios, les preguntamos a la mayoría de ellos: «¿Por qué impiden a los periodistas entrar en Yemen? Muchas veces decían: «Nosotros no estamos impidiendo que los periodistas entren en Yemen. Pueden ir, por supuesto». Muchas de esas personas nos han dado su palabra, ya sea en cámara o fuera de cámara, de que por supuesto podemos entrar en Yemen. Otros decían: «Es por su seguridad. Si podemos garantizar su seguridad, le dejaremos entrar».

Así que fue muy fácil llamar a todas esas personas que habíamos entrevistado antes y decirles: «Oye, ¿te acuerdas de eso? Su gobierno no está impidiendo entrar.» Y al final logramos entrar. No creo que ningún otro periodista haya conseguido entrar en Sana’a después de nosotros, excepto otra yemení que trabaja para la BBC, y que tuvo que coger un vuelo comercial y conducir dieciocho horas para llegar a Sana’a. Así que obviamente hay un apagón mediático.

M. Los problemas que surgen hoy en día en las Naciones Unidas respecto a Oriente Medio son también algo que debería tratarse maś. Su respuesta es siempre: «Lo estamos intentando; si no cooperáramos con estos gobiernos, la ayuda no llegaría nunca a donde debe llegar». Pero da la sensación de que tienen la manos siempre atadas, y le dan poder a los gobiernos como el régimen de Assad o la coalición liderada por Arabia Saudí para controlar a cualquiera. Pueden impedir la entrada de periodistas y están bloqueando a una organización internacional que supuestamente es tan poderosa como las Naciones Unidas.

Y la primera regla de la ayuda, en mi diccionario, es que la gente tiene que conocer la historia para poder ayudar.

SO: Hablamos con varios funcionarios de la ONU que trabajan en Yemen. Casi todos ellos expresaron su frustración con la coalición. No puedo culparlos, porque sé que la financiación siempre es un problema.

 


Ataque aéreo saudí en Sana’a (vía Ahmed en Twitter)

Hay que prestar más atención a los Estados Unidos, que están capacitando a los saudíes para que se comporten de esta manera e intimidando a las Naciones Unidas para que lo puedan hacer. Holanda, en la ONU, sugirió que se creara un organismo independiente para investigar los crímenes de guerra de la coalición. Los saudís, con la ayuda de Estados Unidos y el Reino Unido, bloquearon esa moción, y en vez de ello ayudaron a los saudís a decir: «No, está bien. Nuestra coalición formará un organismo político que investigará los crímenes de guerra». Así que tenemos a los saudís investigando los crímenes de guerra saudís. Se llama JIAT [Joint Incidents Assessment Team], y los EE.UU. y el Reino Unido estuvieron totalmente de acuerdo con ello, y bloquearon la sugerencia de Holanda de crear un organismo independiente.

No creo que la atención deba centrarse en los empleados de la ONU o en la persona que está intentando dirigir el ACNUR en Yemen. Deberíamos presionar más a los Estados Unidos y al Reino Unido, que permiten a los saudíes comportarse de esta manera. Nunca había visto a un bando en una guerra dictándole el espacio aéreo a una organización de ayuda de la ONU y que pueda decidir quién puede entrar y quién no.

LM: Supongamos que alguien está escuchando este podcast y lo último que ha escuchado sobre Yemen es que hubo un levantamiento en 2010. Afrah, ¿cómo es que la situación se ha degradado tanto?

AN: Para resumirlo y hacerlo lo más sencillo posible (pero tratando de incluir todo lo que sucedió especialmente desde 2011): llegamos aquí después de pasar por tres fases principales. Uno: en 2011 hubo la Primavera Árabe, y Yemen se unió al movimiento y hubo miles y miles de jóvenes que salieron a la calle. Hubo un levantamiento juvenil en Sana’a, en Ta’izz, en Hudaydah, en muchas ciudades. Esa fue la chispa de donde estamos hoy.

Ali Abdullah Saleh, que gobernó Yemen durante más de treinta años, fue derrocado, y su ex vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi, que es el presidente que tenemos hoy, llegó como presidente de transición. Ali Abdullah Saleh estaba dispuesto a renunciar al poder, pero nunca abandonó la política. Todavía estaba allí, y firmó un acuerdo para transferir el poder a Abd Rabbuh Mansur Hadi, con muchas condiciones. No entiendo cómo se puede dar a una dictadura la oportunidad de dejar el poder en sus propias condiciones. Ese fue uno de los mayores fracasos que tuvimos.

Y luego vino la segunda fase: a mediados de 2014. Hubo un variante política en un movimiento religioso que había comenzado ya en 2004. Fue dirigida por Abdul-Malik Badreddin al-Houthi, y este movimiento político-religioso, en su esencia, pide el resurgimiento del imanato que gobernó Yemen durante los años cincuenta y sesenta (que fue derrocado por la revolución de 1962).

Los Houthis querían secuestrar el poder de Abd Rabbuh Mansur Hadi, e invadieron muchas ciudades y tomaron el poder de la capital, Sana’a, y persiguieron a Abd Rabbuh Mansur Hadi hasta su casa en Sana’a, luego lo bombardearon, y cuando escapó a Adén, también lo siguieron a Adén. Querían tener el control total de todo el país. Él buscaba algún tipo de escapatoria o apoyo, y por eso huyó a Arabia Saudí, que estuvo dispuesta a «intervenir».

En ese momento pensé que iba a ser sólo una intervención de dos semanas que comenzó en marzo de 2015. Pensé que iba a ser muy rápido, personalmente. Nunca imaginé que iba a durar hasta hoy.

Esos son los principales momentos definitorios de dónde nos encontramos hoy. Pero en mi opinión, lo que Sara explicaba acerca de lo complicado -o a veces imposible- que es entrar en el país, y las muchas autoridades con las que hay que contactar para encontrar una manera: eso, para mí, representa la fragmentación de Yemen. Es una lucha de poder. Los saudíes quieren intervenir. Los Houthis quieren intervenir. Adi Abdullah Saleh sigue siendo una influencia política clave en el país. Y también está Abd Rabbuh Mansur Hadi, cuya función era temporal, pero que sigue en el poder y no se va.

Así que tienes a todos estos actores políticos. Al mismo tiempo, el país se está dividiendo y las divisiones están creciendo. La región de Ma’rib tiene su propio gobierno. Hadhramaut también ha estado luchando con Al Qaeda: quieren tener su propio gobierno. Y luego está Ta’izz, que ha estado bajo asedio durante casi dos años, y hay crecientes divisiones entre los grupos de resistencia. Así que básicamente todo un país se está derritiendo ante nuestros ojos. Esa es la mayor devastación política causada por la guerra; está prolongando el conflicto, y no veo ningún final a la vista.

M. Todo lo que estás diciendo me recuerda la importancia, al hablar de los conflictos que están ocurriendo en Oriente Medio, de ponerlos siempre en un contexto histórico. Todas esas divisiones que están ocurriendo actualmente dentro de Yemen, todas esas luchas de poder, cuando los medios occidentales las llevan a la pantalla o a los periódicos, siempre parece que están fuera de contexto.

Es como si 2011 fuera el comienzo de algo que acaba de ocurrir en 2011, mientras que la realidad es que la influencia extranjera en el apoyo a Ali Abdullah Saleh y otros regímenes árabes ha llevado a sembrar muchas de estas divisiones y conflictos sectarios en nuestras comunidades. Sabemos que Ali Abdullah Saleh siempre utilizó estos conflictos tribales internos en Yemen (y la «guerra contra Al Qaeda» y todo eso) para mantener su poder, y sabemos que consiguió financiación para ello de Estados Unidos y del resto del mundo.

Hoy en día, cuando se habla de todas estas divisiones en Yemen, Siria, Egipto y Libia, siempre se habla de ellas desde el contexto de: «Bueno, es lógico que los árabes empiecen a pelear entre sí ahora mismo, porque así es como somos». No, esto es el resultado de una larga historia de influencia que apoya a dictadores, sabiendo muy bien que están volviendo a su pueblo en contra de los demás y destruyendo sistemáticamente nuestros sistemas educativos y nuestras infraestructuras, de modo que un día, cuando nos levantemos en una verdadera revolución para cambiar nuestro statu quo, seremos derrotados por culpa de esta enfermedad masiva que se ha extendido en nuestras sociedades.

Todo lo que dijiste me recuerda mucho lo que está pasando en Siria. La única diferencia importante que veo es que, afortunadamente, los sirios han podido escapar a los países vecinos; al menos, muchos de ellos lo han conseguido.

AN: Ese es un punto muy importante a subrayar, porque la crueldad de la guerra de Yemen es que es el país árabe más pobre rodeado de algunos de los países más ricos del mundo, y la mayoría de ellos están bombardeando este país. Hay hambruna en Yemen, y a pocos kilómetros hay gente que vive vidas extravagantes. Esa es la contradicción de por qué le está pasando esto a este país.

Pero por supuesto, como has mencionado, es muy importante hablar de las relaciones globales e internacionales que influyen en la trayectoria de estos conflictos. Yemen, como he dicho, es el país árabe más pobre, y hoy está sufriendo la mayor catástrofe humanitaria, y recuerdo que en los primeros cuatro meses del conflicto, una persona de la Cruz Roja apareció en los medios de comunicación y dijo: «la cantidad de devastación que vi en Yemen en cuatro meses es igual a la devastación que vi en Siria en cuatro años». Yemen después de cuatro meses era como Siria después de cuatro años. Y eso te dice por qué este país está en esta situación. El desarrollo nunca fue una prioridad allí.

Disonancia cognitiva: la costa cerca de Adén

Tenemos que entender el gobierno de Ali Abdullah Saleh. Tiene una enorme responsabilidad en lo que ha pasado, en el plano del desarrollo humanitario, por no hablar del plano político. Hoy, con cólera y hambruna, las estadísticas sobre la situación humanitaria en Yemen son alarmantes. Y para mí, esto es consecuencia del gobierno de Ali Abdullah Saleh. Era muy bueno ordeñando a los EE.UU. y el Reino Unido para obtener fondos para sus fuerzas militares en lugar de centrarse en el desarrollo y la situación humanitaria.

En la actualidad, Yemen exporta el noventa por ciento de sus alimentos y productos básicos. Cuando, como dijo Sara, el país está sitiado y no se puede entrar o salir, ¿cómo puede seguir siendo habitable este lugar? Tenemos que ver el papel que el gobierno de Ali Abdullah Saleh tuvo en la situación actual, y también el fracaso de las políticas de los Estados Unidos y de los países occidentales de centrarse más en la guerra contra el terrorismo que en la pobreza, por ejemplo, o en la corrupción.

Mientras crecía, nunca pensé que el terrorismo, de lo que hablan los Estados Unidos, fuera una prioridad para mí. La pobreza era el terrorismo que yo conocía. Recuerdo haber crecido comiendo sólo yogurt y pan durante dos meses porque no teníamos suficiente dinero. Año tras año, mi madre iba de un tribunal a otro, tratando de divorciarse en un sistema corrupto y misógino. Todos esos problemas -la corrupción y la pobreza- fueron el principal terrorismo que tuvimos. No es la imagen que Ali Abdullah Saleh proyectó y vendió a los países occidentales.

SO: Afrah tiene razón. Yemen ha sido pobre durante mucho tiempo. Y la guerra ahora magnifica todos estos problemas existentes. Cuando estábamos en tierra, vi puentes bombardeados. Vi que bombardeaban carreteras, hospitales. Había dos hospitales de Médicos Sin Fronteras a los que nos pidieron que no visitáramos porque habían sido bombardeados. No hubo discriminación; muchas infraestructuras fueron bombardeadas. Habría una fábrica de cemento, la única fuente de empleo en una zona, y fue bombardeada con bombas de fragmentación. La infraestructura en su conjunto ha quedado paralizada. Vimos enfermeras que nos dijeron que la gente está muriendo de camino al hospital, porque el puente está bombardeado o la carretera está bombardeada. Vimos a una niña que llegó con desnutrición severa (se ve en el documental) y hay un montón de hospitales en su área, pero no se sienten seguros yendo a ninguno de ellos, porque todos están bombardeados, así que tuvo que hacer un viaje de dos días al hospital.

El país era pobre antes, y ahora mismo es como si no hubiera espacio y los ataques en curso los estuvieran exprimiendo aún más.

AN: Tengo otra pregunta para Sara. He visto el documental, y estaba bien hecho, y es genial que lo hayas hecho. Pero me preguntaba cómo era ir por ahí y filmar. ¿Te sentías segura sosteniendo la cámara y entrevistando a la gente? Porque como ustedes saben, el gobierno Houthi en Sana’a-ha llevado a cabo una represión realmente violenta y agresiva contra los periodistas. Así que me pregunto cómo fue recibido por ellos.

SO: Esa es una buena pregunta, y es bueno que me lo recuerdes, porque el bando que bloquea la entrada de los periodistas es la coalición liderada por Arabia Saudí, pero una vez que estás sobre el terreno no es nada fácil. Los Houthis no son fáciles. No es fácil tratar con ellos. Teníamos un vigilante constantemente. Una vez salí del hotel sin vigilante, y la agencia de seguridad nacional se enfadó mucho, y amenazó con suspender todas nuestras actividades. Teníamos a alguien que venía con nosotros a todas partes. En un momento dado nos confiscaron una cámara porque estábamos sacando fotos de la basura. Uno de los productores que iba conmigo había traído una cámara fotográfica y sacaba fotos de la basura. La basura está por toda Sana’a, eso es en parte lo que está causando la epidemia de cólera.

Así que los Houthis no fueron muy comprensivos cuando se trataba de la importancia de dejarnos informar. Me pareció que se trataba de que veían el beneficio de tener periodistas en el terreno. Dicen que quieren que venga gente, que informen sobre la devastación. Pero también son muy controladores. No vale la pena investigar. Hay muchos aspectos de la guerra en los que no pudimos entrar o tocar, debido a su estricto control.

AN: Mi segunda pregunta sería ¿qué pasa con Ta’izz? ¿Fue fácil ir a Ta’izz?

SO: No fuimos a Ta’izz. No se nos permitía. Hubo lugares que solicitamos visitar, también, que fueron rechazados de plano.

AN: ¿Quién los rechazó?

SO: Los Houthis, porque al final estábamos en Sana’a bajo el control del Ministerio de Información, que está controlado por los Houthis. Teníamos un cierto grado de libertad, pero más allá de eso, si querías salir de la capital y pasar por todos los controles (y hay muchos), necesitabas la autorización del Ministerio de Información. Así que no podíamos escabullirnos e ir a Ta’izz o Hudaydah como queríamos. Incluso intentamos integrarnos con una ONG para poder ir a Hudaydah, y fue rechazado.

Logramos ver muchas cosas, a pesar de saber que es un lugar enorme y que hay mucho que hacer, y hay cosas específicas de cada provincia, soy muy consciente de ello. Pero cuando estás operando bajo restricciones tan estrictas, haces lo que puedes para ir donde puedes.

Es realmente importante recordar a la gente que no son sólo los saudís los que están cometiendo violaciones. Pero es mucho más fácil informar sobre los ataques aéreos que sobre las violaciones desde dentro. Cuando ni siquiera se permite a los periodistas entrar en el país, y cuando se trata de reunir pruebas de lo que están haciendo, es decir, un ataque aéreo es bastante visible, ¿verdad? Si bombardean una funeraria, matan a 150 personas, la gente escribirá sobre ello. Pero sobre la detención de un activista de redes sociales o a un activista de internet que sólo la gente que sigue de cerca a Yemen conoce realmente, es difícil llamar la atención.

No estoy defendiendo eso. Sólo estoy explicando por qué la gente se centra en los crímenes saudís y no en los crímenes Houthi. Es muy difícil precisar lo que están haciendo. Incluso cuando hablamos de que Irán está allí, esa es la razón por la que todo esto está sucediendo; la coalición ha invertido millones y millones para luchar contra Irán en Yemen. Es muy difícil saber concretamente dónde está. Especialmente cuando no hay personas que informen sobre el terreno y que puedan entrar y salir y obtener información.

M: Históricamente, de otros conflictos en la región y de otros conflictos alrededor del mundo, siempre se puede identificar a los principales actores de este juego si señalas las armas que están siendo usadas. ¿De dónde saca Arabia Saudí sus armas? Arabia Saudí obviamente no fabrica sus armas. ¿Y de dónde sacan las armas los Houthis? Siempre tienes ese indicador. Sabemos que los Houthis no podrían seguir luchando si no tuvieran una logística bien provista, y lo mismo ocurre con los saudís.

¿Cómo intervienen los actores internacionales para que ambas partes puedan agravar este problema humanitario?

SO: En cuanto a los saudíes y la coalición liderada por saudíes: cuando estábamos en el terreno se organizó una manifestación masiva -no sé si fue orquestada, pero se llevó a cabo- para protestar por la visita del presidente Trump a Arabia Saudí, donde les estaban dando armas. Esa es la respuesta más obvia en cuanto a de dónde saca Arabia Saudí muchas de sus armas. Las está consiguiendo de los Estados Unidos. Durante un tiempo, los Estados Unidos incluso les suministraban bombas de fragmentación, que son ilegales internacionalmente, y las utilizaron. Les llenó un tiempo admitirlo, pero finalmente lo hicieron.

Los saudís también recibían armas durante la presidencia de Obama. Cuando Obama trataba de poner en marcha el acuerdo con Irán, una parte de intentar apaciguar a los saudís (que estaban muy molestos) fue hacer la vista gorda sobre su guerra en Yemen. Obviamente, Estados Unidos no está bombardeando Yemen, pero le proporciona a Arabia Saudita apoyo logístico, reabastecimiento de combustible en vuelo y les suministra las armas que usan.

En lo que respecta al bando Houthi, honestamente, no puedo hablar de dónde vienen sus armas. El país está inundado de armas, y estoy seguro de que Afrah puede hablar más sobre esto, pero en lo que refiere a Irán: hay un grupo llamado Grupo de Investigación de Armas en Conflicto, financiado por la UE, y han sido reclutados por los emiratís para recoger las armas que se incautan de los Houthis (ya sean los aviones teledirigidos o los pequeños cohetes que a veces disparan hacia el otro lado, etc.). Han notado que la tecnología que están usando con los drones coincide exactamente con la tecnología de drones de Irán. Así que Irán es seguro que les ayuda tecnológicamente, pero no suministra armas en las cantidades que los saudís están recibiendo de Estados Unidos.

M. Obviamente, porque tienen que hacerlo de manera encubierta, y es mucho más difícil traerlas al país. Pero aunque Yemen tuviera un estado armado, y todos tuvieran armas, hay una diferencia entre ser un estado armado y tener suficiente munición para sostener una guerra. Si yo tuviera unas cuantas cajas de municiones en mi casa, y mi vecino tuviera unas cuantas cajas en su casa, en los primeros meses de la guerra se habrían agotado. Así que hay una línea de suministro de armas hacia el interior del país.

AN: Quiero decir un par de cosas. En primer lugar, tenemos que entender que la historia de Yemen es muy sangrienta, llena de conflictos muy agudos. A partir de la revolución del 62, en la que los egipcios desempeñaron un papel importante en el intento de derrocar al imán, surgió el primer partido político socialista de la península arábiga, fundado en el sur de Yemen, que también contaba con un brazo armado. Todos estos aspectos contribuyeron a hacer de Yemen, per cápita, el segundo país más armado después de Estados Unidos.

Pero tenemos que entender a los Houthis: vienen de la guerra. Tienen esta herencia de guerra, y han estado combatiendo contra Ali Adullah Saleh durante seis años. Combatir no es nuevo para ellos. Si hay alguien con experiencia y habilidad en el combate, son los Houthis. Así que es muy importante observar la cultura de guerra en Yemen, y tratar de entender el papel que tiene hoy en día, y que estas facciones todavía están armadas.

En cuanto a Ali Abdullah Saleh, cuando comenzó la guerra contra el terrorismo, fue uno de los primeros aliados de la administración Bush en ese momento. Ordeñó millones de dólares de la administración estadounidense, que le enviaba muchas armas en nombre de la lucha contra el terrorismo. La mayoría de esos arsenales de armamento están siendo bombardeados hoy por la coalición liderada por Arabia Saudí. Él también utilizó estas armas para dar poder a las fuerzas militares de los Houthis. Estas armas se siguen usando hoy en día.

Por último, uno de los aspectos de los que menos se informa en la actual guerra de Yemen es el comercio de armas y el negocio de la guerra. Por ejemplo (podría ser una idea descabellada, y no tengo ninguna prueba) mi pregunta es si el gobierno legítimo hoy en día está cogiendo algunas de las armas de los saudíes y se las está pasando de contrabando a los houthis para continuar el conflicto. ¿Existen grupos internos o infiltrados entre los Houthis y el gobierno legítimo que tratan de beneficiarse de la guerra?

Es muy difícil informar de ello, porque con seguridad hay muchas cosas que están sucediendo debajo de la mesa. Esto también incluye cuestionar el papel de los iranís en el suministro de armamento a los Houthis. Todo periodista debe tratar de indagar en esta historia. ¿Pero quién está dispuesto a arriesgar su vida? Seguro no va a ser una historia fácil de cubrir.

SO: Si antes pudieran entrar, entonces podríamos hablar de si pueden arriesgar sus vidas.

Otra cosa que no mencionamos sobre cómo están alargando la guerra es el número de personas que están reclutando, particularmente niños. Cuando volvíamos de Sa’dah, y nos dirigíamos a Sana’a, y nos detuvimos, vimos una graduación de pequeños cadetes que van a ir a combatir con los Houthis. Eran todos de una tribu, así que los hombres de la tribu estaban allí, y había un orador, y tenían a todos los niños en uniforme marchando, y diciéndoles qué estaban a punto de partir y unirse a la primera línea para luchar contra la coalición saudí.

Estábamos filmando allí, y yo miraba a la gente que se graduaba, y todos parecían adolescentes. Era bastante obvio. Hay mucha gente joven en los puestos de control. Cuando hablamos con nuestro vigilante sobre ello, dijo que hay muchos jóvenes que están en la primera línea de batalla. Eso ayuda a prolongar la guerra. Hay niños que eligen combatir o son obligados a combatir.

Y los bombardeos convencen a la gente sobre el terreno de que están en guerra y que necesitan combatir. La campaña de bombardeos ayuda a prolongar los combates. Me dio la sensación que los yemenís entendían que nadie era realmente bueno. De verdad. Cuando hablé con la gente en el terreno, entendieron que todos los estaban aplastando. Pero al final, los bombardeos los empujan a querer combatir contra los saudíes.

LM: Exactamente, y esto es lo mismo que pasó en Siria. No se puede esperar que la gente no esté dispuesta a combatir si ven a toda su familia siendo bombardeada delante de ellos.

Le pedí a la gente que hiciera preguntas, y creo que nos las arreglamos para responder a todas, pero sólo nos queda una pregunta para ti: ¿Hay algo que te gustaría que hicieran los activistas no yemenís?

AN: Es una cuestión de en qué lado de la historia quieres estar. Cualquiera que esté escuchando esta entrevista y esté realmente interesado en tratar de ayudar a los yemenís: cada uno tiene un papel que desempeñar. Escribir en los medios de comunicación social; escribir a su político y preguntarle qué papel tiene en la tragedia que está ocurriendo en Yemen; ir a las manifestaciones y hablar, y tratar de aumentar la conciencia mundial sobre lo que está ocurriendo en Yemen. Todo el mundo puede hacer algo.

Visto en Líbano, aplicable a Yemen: «¿Cuándo terminará la guerra civil? Cuando el sistema sectario caiga.»

Definitivamente, una persona no puede hacer todo, pero todo el mundo puede hacer algo que aumente la concienciación y ayude a los países occidentales y a las autoridades yemenís a comprender que ya basta. Hemos perdido tantas vidas, y es hora de sentarse a la mesa y negociar y encontrar un acuerdo. Desgraciadamente, los yemenís de hoy no piden democracia, libertad, etcétera; solo queremos poner fin al sufrimiento y que las partes beligerantes se sienten a negociar.

Por favor, detengan el derramamiento de sangre, la locura en Yemen, y entonces podremos investigar, negociar, y así sucesivamente. Todo el mundo puede hacer al menos una cosa que podría ayudar a los yemenís, seguro. Y donaciones, por supuesto.

LM: ¿A quién recomienda seguir en Yemen?

AN: Es muy frustrante, incluso para mí, seguir lo que está pasando en Yemen. Es muy importante subrayar el hecho de que muchos de mis colegas en Yemen están en la cárcel, encarcelados por los Houthis, y han estado detenidos desde el comienzo de la guerra, hace casi tres años. Fueron encarcelados sin juicio. En este momento hay un periodista yemení, por primera vez en la historia de Yemen, que está siendo procesado, y se le está condenando a muerte. Los periodistas han sufrido muchas dificultades a causa de esta guerra.

Es muy difícil para mí recomendar a alguien.

SO: Estoy de acuerdo. Es muy difícil recomendar a alguien. Solía seguir a Hisham al-Omeisy, que fue detenido hace unas semanas, y no sabemos cuál es su destino. No es que falten intelectuales yemenís, honestos e inteligentes que hagan un buen trabajo en Yemen. Es más que para la gente en el terreno ahora mismo, es muy difícil encontrar a alguien que hable contigo, o a quien puedas seguir.

Odio decir esto, pero ahora mismo estoy siguiendo a gente que está afuera.

AN: En solidaridad con Irrelevant Arabs, quiero decir que también me sentí inspirado para empezar algo debido a esta dificultad de encontrar una referencia para el periodismo. Estoy empezando una revista en línea llamada Sana’a Review, y este va a ser uno de los temas que queremos discutir en la revista. Estamos tratando de abrir más espacio para los periodistas dentro del país que quieren llegar a otros periodistas como Sara y otros, y tratar de tender un puente y tener un canal abierto para las personas que quieren saber más sobre Yemen y ofrecer un lugar más específico que las cuentas aleatorias de Twitter y Facebook. Esperemos que esta idea consiga un poco de apoyo y amor.

SO: ¿Puedo decir algo sobre Irán y Arabia Saudí antes de que terminemos? Fuimos a Yemen porque estábamos haciendo un documental sobre la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán. Esa fue la razón principal por la que fuimos. Recogimos muchas cosas, pero cuando salimos a la luz nos quedó muy claro que, a pesar de la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán, en el fondo, lo que está ocurriendo es que la gente está sufriendo.

No fuimos a Yemen para hacer el documental que hicimos. Pero teníamos ganas de sacar todo este material que demuestra que la crisis humanitaria es un crimen. No podíamos esperar a que nuestra película más grande sobre Arabia Saudí e Irán se estrenara el año que viene.

La razón por la que digo esto es: sí, hay una lucha entre Arabia Saudita e Irán, pero los yemenís -no importa lo simples que sean en la aldea o lo que sea, o si alguien es realmente sofisticado, sea quien sea- cuando hablamos con la gente que fue bombardeada con bombas de fragmentación o recibió ataques aéreos, no importa quién sea, no sabían por qué fueron atacados, la mayor parte de las veces, pero sabían de dónde venían las armas. Nos decían que se trataba de un cohete de fabricación estadounidense, o de una bomba de fragmentación de fabricación estadounidense, o de una bomba británica.

Es importante decir que la gente sabe quién está suministrando las armas, y esto necesita ser abordado muy rápidamente, especialmente en lugares como los EE.UU. y el Reino Unido, donde se puede ir y presionar y protestar y escribir peticiones y acosar a sus representantes sobre el papel de su país en la guerra.

LM: No quiero que me deporten, pero estoy de acuerdo en que esto es lo que deben hacer los activistas en este país. Hay que levantar la voz contra lo que está pasando en Yemen.

He aprendido mucho. Afrah, muchas gracias. Realmente agradezco el tiempo que nos has dedicado.

M: Sí, Afrah, muchas gracias, y Sara, muchas gracias por estar aquí.

AN: Gracias por recibirme.

SO: Gracias chicas.

Todas las imágenes: Afrah Nasser (Facebook) o Amr Gamal (Facebook).