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Bloqueo a la fábrica de armas nucleares de Burghfield (RU), septiembre 2013
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Plaza de la Virgen, València, 1983
cuarenta años de antimilitarismo y noviolencia
recuperando y conociendo el pasado para orientarnos en las luchas de aquí y ahora
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Bloqueo a la fábrica de armas nucleares de Burghfield (RU), septiembre 2013
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Derribo simbólico de los cuarteles de la Alameda, València, abril 1997
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VI Inspección ciudadana a la base de la OTAN de Bétera, València, mayo 2008
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VII Inspección ciudadana a la base de la OTAN de Bétera, València, noviembre 2008
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campañas y líneas de trabajo
construyendo paso a paso una cultura de paz y un presente sin ejércitos ni guerras
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Encadenamiento por la objeción colectiva al servicio militar, València, años 80
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Presérvate del Ejército: acción frente a Capitanía General, València, noviembre 1998
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Toma la base: VIII inspección a la base de la OTAN en Bétera, València, diciembre de 2011
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Bloqueo al tren con equipamiento de la base de la OTAN en Bétera, València, octubre de 2004
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contagiar la desobediencia
porque creemos en la superior legitimidad y eficacia de la acción noviolenta para la transformación radical de la sociedad
Ocupación del centro de reclutamiento por la insumisión en los cuarteles, València, noviembre de 1999
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Bloqueo del acceso de vehículos de la Fuerza de Maniobra, València, noviembre de 2002
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nos impulsa la labor voluntaria, la colaboración desinteresada y el apoyo económico de personas como tú
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I inspección ciudadana a la base de la OTAN de Bétera, València, marzo de 2003
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Presentación de insumisos-desertores en el Gobierno Militar de Madrid, marzo de 1997
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Taller de campañas de acción noviolenta en Quito (Ecuador), marzo de 2014
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Recortar lo militar: acción acuática internacional contra el gasto militar, Las Palmas de Gran Canaria, abril 2014
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Bloqueo al transporte de tanques para las maniobras Trident Juncture 2015 de la OTAN, puerto de Sagunto, octubre 2015
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Bloqueo al transporte de tanques para las maniobras Trident Juncture 2015 de la OTAN, puerto de Sagunto, octubre 2015
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Charla de Gabriela Serra sobre desobediencia civil y movimientos sociales, Ca Revolta (València), diciembre 2016
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Ocupación del Consulado Ruso en València contra el bombardeo de Alepo, València, septiembre 2016
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Concentración frente al Consulado Ruso en València contra el bombardeo de Alepo, València, octubre 2016
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Exposición de viñetas e ilustraciones de artistas gráficos sirios, Alaquàs, enero 2018
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Exposición de viñetas e ilustraciones de artistas gráficos sirios, Alaquàs, enero 2018
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Desmilitaritzem Expojove se concentra frente al estand del Ejército en la inauguración de Expojove, València, diciembre 2018
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Presentación colectiva de objetores y objetoras fiscales al gasto militar ante la delegación de Hacienda, julio 2019
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Protesta ecopacifista en el interior del puerto de Sagunto contra el atraque y carga del buque traficante de armas saudí Bahri Abha, Pto. de Sagunto, 10 de diciembre 2019
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Concentración en la entrada del puerto de Sagunto contra el atraque y carga del buque traficante de armas saudí Bahri Abha, Pto. de Sagunto, 10 de diciembre 2019
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Un pelotón del Jejejército maniobra en la inauguración de Expojove ante los políticos municipales y el estand militar, València, diciembre 2019
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Un pelotón del Jejejército maniobra en la inauguración de Expojove ante los políticos municipales y el estand militar, València, diciembre 2019
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Un pelotón del Jejejército maniobra en la inauguración de Expojove ante los políticos municipales y el estand militar, València, diciembre 2019
Objeción al gasto militar: la guerra empieza aquí, en tu declaración de la renta
Objeción al gasto militar: la guerra empieza aquí, en tu declaración de la renta
Los números no engañan: según los cálculos de grupos investigación para la paz como Utopía Contagiosa, para 2018 las partidas para finalidades estrictamente militares ascienden en total a 22.678,62 millones de euros, o en términos relativos, 61 millones diarios, 493 euros per cápita, o casi el 2% del PIB y el 5% de los PGE.
Esta cantidad se calcula tomando la definición de la mismísima OTAN de lo que se debe considerar como gasto militar y simplemente sumarle los intereses de la deuda achacables a este gasto. Esto supone una cifra 2,68 veces mayor que la que se publicita bajo el nombre de “gasto en defensa”, engaño bajo el que, en realidad, se esconde el presupuesto del Ministerio de Defensa únicamente. Es decir, que 14.222,66 millones de euros, casi dos terceras partes del gasto militar total, se encuentran escondidos en partidas de otros ministerios que no son el de Defensa, especialmente la de la Guardia Civil en el Ministerio de Interior, las pensiones militares y los intereses de la deuda pública. En concreto, Utopía Contagiosa ha hallado repetidamente partidas de tipo estrictamente militar en 12 de los 13 ministerios.
Eso se llama engaño a la opinión pública, camuflaje y opacidad. Y también sobrecoste, porque siguiendo el estudio de Utopía Contagiosa, “entre 2002 y 2015 se gastaron 19.298,63 millones de euros más en lo militar que lo que previamente se había presupuestado (+19’96 %), lo cual deja claro que la práctica no es puntual sino una de las características de la política presupuestaria española”.
Estas cifras podrían ser todavía más hinchadas en próximos años si se hace realidad el anuncio reciente de la actual ministra de Defensa, Mª Dolores de Cospedal, de que el gasto del Ministerio de Defensa se multiplicaría por dos en los próximos años para hacer frente a los pagos de los Programas Especiales de Armamento (PEA). Estos programas acumulan una deuda cercana a 21.000 millones de euros, que se tendrá que satisfacer en los próximos años por la compra de tanques Leopard, aviones de combate Eurofighter, helicópteros Tigre y aviones de transporte A400M, entre otros. La ministra también anunció la apertura de un nuevo ciclo de producción y adquisición de armamento, lo cual abultará más estas cifras.
Para hacernos una idea más clara del volumen de gasto que todo esto supone, se puede poner en comparación con, por ejemplo, los recortes en gasto público en sanidad, educación, pensiones o paro que se produjeron en 2013 —uno de los peores años de las políticas de ajuste estructural austericida—, que alcanzaron los 39.000 millones de euros. El tratamiento de los enfermos de hepatitis C supone 727 millones, el gasto anual en las prestaciones del paro supone unos 26.000 millones, la sanidad pública ha sufrido recortes de casi 10.000 millones, y la educación de 7.000 millones mientras que el rescate bancario se llevó 100.000 millones de las arcas del Estado. También podríamos citar el coste de la reclamada revalorización de las pensiones con el IPC, que supondría no más de 4000 millones de euros al año.
Estos recursos derrochados en la preparación de la guerra se podrían desviar a satisfacer las necesidades básicas de la población y a promover valores igualitarios y no violentos que superen los valores del miedo y la agresión que promueve el sistema militarista que sufrimos.
La respuesta del fisco ante el reto de las personas que deciden hacer objeción al gasto militar ha sido hasta ahora la de la persecución selectiva. La persona objetora no oculta su acción, la reconoce y la explica en una carta dirigida al ministro de Hacienda para dejar fuera de toda duda que no comete un “fraude”, sino que lleva a cabo un acto político basado en valores compartidos.
A pesar de esta comunicación, solo reciben una notificación de Hacienda un porcentaje variable de las declaraciones con objeción al gasto militar, según el territorio. Es estos casos, Hacienda trata la objeción como una declaración “errónea” y envía la declaración “correcta”, informando sobre plazos y vías de recurso. Esto es así desde que se sentó un importante precedente judicial en marzo de 2006, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya estimó parcialmente el recurso presentado por el objetor Joan Surroca y decidió anular la sanción que quería aplicar contra él la Agencia Tributaria, si bien le obligaba a abonar las cantidades reclamadas por el fisco. Desde entonces, al no poder ser sancionada, la objeción al gasto militar se halla en el terreno de la “alegalidad”: Hacienda ha dejado de considerar punible la objeción fiscal y se limita a reclamar el dinero desviado más los intereses de demora que corresponda, y si el pago no se produce en unos meses, embargar la cantidad objetada en espera de la resolución de los posibles recursos planteados.
A pesar de esta esperanzadora sentencia, en estos años pocas personas han sido las que han decidido explorar la vía contencioso-administrativa para defender su acción frente a Hacienda. En el actual contexto son casi nulas las posibilidades de obtener una sentencia favorable a la objeción al gasto militar, y esta opción solo cobra el sentido que le otorgue el rodear los casos de una campaña pública antimilitarista, con el propósito de extender la crítica al gasto militar, animar a otras personas a practicar la objeción fiscal y que le pierdan el miedo a "plantarse" ante Hacienda.
Concretamente, en València, dos objetores al gasto militar llegaron a plantear recursos ante el Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana con la ayuda de Antimilitaristes-MOC. El recurso presentado continuaba la vía administrativa iniciada tras negarse a acatar los requerimientos de la Agencia Tributaria para que pagara las cantidades detraídas de sus declaraciones. Tras superar las etapas anteriores de escritos a la Agencia Tributaria y el Tribunal Económico Administrativo Regional (TEAR), en sus recursos al TSJCV defendían su acción como expresión de derechos fundamentales como el de libertad ideológica, que no solamente ampara formas de pensar basadas en convicciones profundas, sino también la acción coherente con ellas, y pone límites al poder del Estado.
La Constitución y las leyes internacionales protegerían este derecho, exista o no una legislación que lo regule. Además, y más importante aún, sostiene el recurso, la desobediencia civil, que es la objeción fiscal pacifista, es también una garantía del derecho político colectivo a un orden internacional justo y unas relaciones internacionales pacíficas. Estas personas no estaban buscando meramente amparo en contra de una decisión administrativa injusta, sino que tratan de seguir un imperativo ético de ayudar a difundir la objeción fiscal, usando sus casos como altavoz de estos planteamientos.
La resolución del tribunal no estuvo desde luego a la altura de estas argumentaciones, como era de temer. El TSJCV no entra en ningún momento en el fondo de la argumentación y despacha en unos pocos folios el recurso: el derecho a la objeción de conciencia no ampara la objeción fiscal, todos los españoles tienen el deber de sostener a las Fuerzas Armadas, los contribuyentes no tienen permitido decidir el destino de sus impuestos. Esto refuerza la idea de reservar la vía legal a casos que se puedan rodear de campañas públicas lo suficientemente fuertes como para compensar la más que probable acumulación de sentencias negativas contra la objeción al gasto militar.
En los próximos años, las campañas locales que promueven la objeción al gasto militar deberían conseguir, por un lado, aumentar el volumen de los apoyos sociales, y por otro, que crezca el número de personas que la emplean, convertirla en algo más normal y accesible, sin que a la vez se reduzca su valor como gesto de desobediencia. Lo que no cuesta nada tampoco vale nada y carece de importancia política y potencia transformadora. Convertir la objeción fiscal en algo tan fácil como firmar una declaración o rebajarla a 1 euro, no ayuda ni a aumentar su incidencia en el debate público ni creo que a la larga tampoco haga que aumenten las cifras de participación.
Nunca como en estos últimos años habían estado tan presentes perspectivas críticas contra la inversión estatal en el sostenimiento de la maquinaria militar de guerra, y nunca había sido asumida y promovida por tantas organizaciones y movimientos diferentes. De los grupos antimilitaristas principalmente depende el que este debate público creciente no se enquiste únicamente en aspectos cuantitativos, en cuál sería un volumen adecuado para el gasto militar, y consiga socavar los cimientos ideológicos que perpetúan la propia existencia de los ejércitos, para llegar a una “revolución copernicana” que haga girar la idea de defensa sobre las libertades, los derechos y la noviolencia.
Más información:
mocvalencia.org/es/objecion-al-gasto-militar
enpiedepaz.org/objecion-fiscal/
www.objecciofiscal.org
www.nodo50.org/objecionfiscal/
www.nonaogastomilitar.org